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Para mí, uno de los bienes más preciados que tengo es esta medalla que me regaló mi madrina y mi padrino el día de mi bautizo. Como era muy pequeña, yo no recuerdo el momento en el que me lo regalaron, pero cuando hice mi primera comunión me la dio mi madre, y me contó que me la habían regalado mis padrinos. Ellos viven en Sevilla, y el día de mi comunión vinieron a Valladolid para poder para asistir a mi comunión.
Para mí fue muy importante llevarla ese día, ya que sería uno de los pocos días que me verían, pues quería agradecerles ese regalo. A día de hoy, sigue teniendo un importante valor para mí, ya que ellos siguen viviendo en Sevilla y los veo bastante poco, pero cada vez que veo la medalla me acuerdo de ellos.
Parece increíble que una simple medalla, u otro objeto pueda representar tantas cosas, puedan hacerte sentir tantas cosas sin parecerlo. Nuestros bienes más preciados son parte de nuestras vidas, y hay algunos que consiguen marcarnos para siempre, por lo que considero importante conservarlos para así recordar siempre las sensaciones que te transmiten.