Miriam E

Mis padres me compraron este violonchelo cuando empecé a tocar con catorce años. Para mí, mi chelo significa esfuerzo, trabajo, horas de dedicación, constancia alegría, lágrimas, frustración, nervios, emoción, amor, amistad. . .

Esfuerzo, trabajo, constancia y horas de dedicación porque para poder hacer verdadera música con él, he tenido que ser constante y no rendirme, a pesar de que, en ocasiones, ha sido difícil; alegría y lágrimas a partes iguales, porque en el camino que he recorrido para llegar hasta donde estoy he vivido momentos duros y momentos muy bonitos; nervios y emoción por ese cosquilleo que siento cada vez que voy a subirme a un escenario; y amor y amistad porque gracias al violonchelo he conocido a personas muy importantes en mi vida.

En definitiva, una infinidad de sentimientos que me han hecho ir creciendo junto a él todos estos años. Es por esto por lo que creo que es uno de los objetos más importantes de mi patrimonio. Con él entré al conservatorio; con él hice mi primera audición; fue el primer violonchelo al que hice sonar. Cuando lo toco, siento que somos uno, nos fundimos, gracias a él puedo expresar lo que no sé decir con palabras, y esto me ha hecho crear un vínculo difícil de romper.