Alicia
Son veintisiete las banderas que cuelgan en el techo y las paredes de mi habitación, y es que este es mi patrimonio más personal. Las ganas de viajar, la ilusión de conocer nuevos sitios y compartir experiencias me viene de familia, fueron mis padres los que me iniciaron en este maravilloso afán por conocer mundo, de ahorrar hasta el último céntimo solo con el fin de poder comprar un billete de avión y vivir nuevas experiencias. Cualquiera que me conozca un poco sabe cual es la frase que me define »no se viaja para escapar de la vida, se viaja para que la vida no se escape».
Y es que viajar es ver el mundo con otra mirada, eliminar las fronteras y los prejuicios, pero sobre todo es aprender. No es lo mismo viajar que hacer turismo, viajar conlleva compartir con la familia, los amigos y dejar un pedacito de ti en cada nuevo país que conoces. Perderse entre la gente, entre las calles, llevarte contigo un poquito de cada nueva cultura.
Viajar es comer la comida de la calle, ir a los bares de la gente nativa, salir de tu zona de confort para vivir arriesgadas e interesantes aventuras. Y es que viajando, empiezan a existir lugares de los que no terminas de irte nunca.