Patricia

Cuando era pequeña fui construyendo esta colección de caratas de olor muy poquito a poco, apenas podía comprarme un paquetito cada dos semanas porque tenía que ahorrar del dinero que me daban para chuches para poder comprarlas… me pasaba horas y horas mirándolas, clasificándolas e intercambiándolas con mis amigas. Recuerdo como me gustaba abrir esa carpeta y oler el aroma de esas hojas…

En esos años de mi vida era mi tesoro más preciado. Aún hoy, abro mi vieja carpeta y ese vago olor residual que queda me transporta a aquella época tan feliz de vida.