Jokin

Huelga decir que el templete no es mío, pero eso no quita para que sea parte de mi patrimonio personal.

Sí, viví en Roma un tiempo, y sí también he besado a una chica delante del Tempietto de Bramante en el Janículo. Pero no es por eso por lo que he elegido esta imagen, al fin y al cabo también he besado a chicas en algunos tugurios no muy dignos de ser recordados.

El motivo por lo que esta imagen representa un objeto de mi patrimonio personal es sin embargo triple.

Por un lado está el dibujo en sí. El dibujo tiene ya un valor artístico-histórico que estoy seguro que cualquier arquitecto, arqueólogo, historiador, artista o cualquier otra persona interesada en patrimonio puede apreciar.

Por otro lado, es por lo que el dibujo representa. El templete de San Pedro en Montorio es una joyita, una especie de cofre del tesoro que encierra un lugar santo. Y digo santo en el sentido más amplio de la palabra. No es que yo sea especialmente religioso, pero es cierto que mis raíces culturales pertenecen a una comunidad, en este caso la cristiana occidental que al inicio del siglo XVI quiso subrayar la importancia del sitio donde uno de sus hombres ilustres fue crucificado. Este templete dota al lugar de un valor especial.

Por último por lo que el edificio representa más allá de sus muros. El edificio sentó un precedente dentro de la Historia del Arte, retomó influencias pasadas y se convirtió en un modelo para el futuro. Es uno más, no él único, pero sí uno de ellos. Cuando viajo por el mundo, no todo lo que quisiera por desgracia, reconozco en muchos edificios algo de la herencia del templete, y me siento como en casa. Y como yo, un ciudadano medio de Albacete, Birmingham, Rosario, La Habana, Washington, Casablanca, San Petersburgo e incluso Camberra y Singapur reconoce en las formas de San Pedro en Montorio algo de su ciudad, algo de sí mismo.

Lo que quiero decir con esta historia es que creo que hay dos factores importantes a la hora de considerar un bien patrimonio. Por un lado el hecho de que haya sido producido con una cierta intención, que sea depositario de un valor desde el principio, ya sea artístico, histórico, cultural, tecnológico, estético, o lo que sea. Por el otro que una comunidad lo dote de un significado. Da igual que la comunidad sea grande o pequeña, pero tiene que haber un acuerdo entre personas para auparlo con su valor.