La Maquina de la Abuela Guille

Un día cualquiera del mes de octubre de 1950 mi abuela Guille salió de su pueblo llevándose solo lo que para ella era más importante en ese momento: su maleta con unas cuantas pertenencias, sus dos hijos más pequeños, que aún la necesitaban y su máquina de coser Singer, esa que le había regalado su madre años atrás y que le garantizaba el sustento, el poderse valer por sí misma. Acababa de recibir unos “chivitos” así le dicen acá a recibir algo de dinero, como herencia a la muerte de su padre y con eso se decidió a dejar atrás una vida llena de maltratos y limitaciones.

Ésta máquina fue su sustento, la base de su economía, en ella también aprendió a coser mi madre viéndola a la abuela trabajar y más tarde nosotras las nietas también aprendimos. Recuerdo a mi madre sentada en la maquinita, cosiendo y desarrollando sus proyectos culturales y sus vestidos tradicionales y folklóricos de cumbia, bullerengue o gaita. A la muerte de la abuela, la máquina quedó en manos de un tío de donde la rescatamos mi hermana y yo.

Hoy esa máquina ocupa un lugar privilegiado en mi casa, un lugar especial al que yo llamo Rincón del Patrimonio, y puedo decir con orgullo que lo considero mi gran patrimonio, no por lo que pueda valer económicamente o porque es una pieza antigua y puede tener un valor como patrimonio material, vale por lo que significa para mi familia, vale por lo que ha representado y lo que inspira: un símbolo de libertad, de auto sostenimiento, de trabajo y honestidad; de horas de sacrificio y amor, de trabajo para sacar a la familia adelante, ella representó las ganas de luchar por salir adelante y por crear hijas emprendedoras y creativas. Vale por los bellos recuerdos que evocan a la abuela sentada, en sus ratos libres, cosiéndonos muñecas de trapo para navidad, o la imagen de mi madre cosiendo a toda marcha, tratando de tener a tiempo los pedidos de sus clientas para navidad o año nuevo.

Encima de la máquina tengo también unos libros antiguos, y un álbum familiar, con todos los bellos momentos que fueron atrapados por una cámara, pero que en el corazón viven por siempre.

Eso es lo que valoro, lo que me mueve y emociona, el trabajo de las mujeres de mi familia que pasa de generación en generación y nos llena de emoción, y mueve hasta el alma, es mi patrimonio inmaterial.