Un recuerdo de bronce y azúcar
Cuando era pequeño, y mi abuela hacia viajes a diversos lugares, para ver las iglesias y catedrales, los cuales adoraba, ya que era una gran creyente; se iba durante varios días con sus amigas, y disfrutaban cuanto querían, compraban recuerdos de los lugares a los que iban, e investigaban los caminos que veían ella y sus amigos. Aunque los recuerdos que me ha ido trayendo hasta ahora no eran muy bonitos (calendarios, y estampas), con el tiempo, ha traído mejores cosas, la ultima ha sido este colgante, que compro en Santiago de Compostela, ahora espero con ansias, para poder ver que recuerdos traerá, ya que su ultimo viaje, aunque fue hace un tiempo, y al tratarse de un lugar lejano, estoy seguro de que estará comprando los mejores recuerdos, no por nada ha ido a conocer al jefe de las iglesias que tanto le gustan.