Incondicional
La persona que más me ha enseñado a crecer se fue un 11 de junio, todo cambió desde ese día. Desde que te fuiste, me cuesta hablar de ti en pasado, nunca podré ser capaz de decirte adiós porque para mi sigues presente en cada segundo. Puedo vernos reflejados en cada trazo de esta imagen, porque sé que me estás mirando y me acompañas en cada paso que doy. Es increíble observar la alegría en tu expresión y lo feliz que estabas. Se puede ver mi mano agarrando nuestra foto y la de la abuela pasando las páginas del álbum, sintiendo cada recuerdo que le traen los días que ha pasado contigo. Aunque cada detalle que aparece ahí ahora forme parte del pasado, también tiene un hueco en mi corazón. Puede parecer extraño, pero puedo sentir ahora mismo nuestras manos que ahí están unidas mientras bailábamos. Cada vez que la veo, me recorren mil sensaciones y me pregunto por qué tuviste que irte. Mentiría si dijese que no te echo de menos, pero sabes que te voy a llevar siempre conmigo, de eso no tengo dudas. Pocas personas pueden decir que han disfrutado tanto de un abuelo como yo he podido disfrutar del mío. Y, aunque es duro perder a la persona que te ha acompañado toda la vida, me quedo con todo el cariño que me has dado, lo buena persona que eras y con esa forma de ser tan natural que te hacía especial y diferente al resto. Cuando salgo de clase pienso en que ojalá pudiese verte esperándome para llevarme a casa y comer con la abuela, los tres juntos. Volvería al pasado para congelar todos esos momentos porque sé que nada hubiese sido lo mismo sin ti. Hoy, mañana y siempre, conmigo