UN PELUCHE Y MIL RECUERDOS
Como patrimonio personal he decidido escoger a mi osito de peluche sin el que no era capaz de dormir de pequeña, ha vivido inmensidad de momentos y que me regaló mi madre nada más nacer. Mi peluche está guardado en un lugar especial de mi casa, está apoyado en la estantería de mi habitación, ese lugar donde empiezo y donde acabo cada día. A pesar de que como patrimonio haya escogido un objeto inanimado, el vínculo que tengo con él es enorme, desde muy chiquitita nunca podía dormir sin él y recuerdo que hubo una vez que se me olvidó en la casa del pueblo, porque viajaba conmigo a todos los lados, y mi madre me contó que me dio otros peluches, pero que incluso con cuatro años, era capaz de reconocer que ese no era mi peluche, y desde ese momento decidió comprarme otro igual por si en algún momento se me perdía, que no pasase ni un segundo con ese miedo de estar sin él. Con este peluche puedo llegar a recordar muchos momentos vividos de la infancia, así como personas que han pertenecido a mi vida, tanto aquellas que siguen y otras que ya no están. Mirar a mi osito me sirve de base como impulso para la vida, para hacerme consciente de lo vivido y de lo que aún me queda por vivir.