El reloj de mi abuelo
Mi abuelo materno y yo siempre tuvimos una conexión muy especial, para él yo era su tercera hija, y para mí él era mi segundo padre. Los fines de semana, pasábamos juntos todo el tiempo que podíamos, haciendo cosas sencillas como ir a comprar y cuidar el pequeño huerto debajo de la casa de mis abuelos. Durante la semana sacaba siempre tiempo para verme, llevándome y recogiéndome del colegio a pesar de que este, le quedaba bastante lejos. Él era la persona más dulce y paciente que he conocido, siempre atento con los conocidos, y amable con los desconocidos, siempre encontraba algo positivo que decir de cada persona. Por ello, mi posesión más preciada es mi reloj, su reloj. Un reloj que él llevó por años y años, y al que por ese motivo tuve que cambiarle la correa cuanto lo heredé. Un reloj de cuerda que mi abuelo consiguió pagar tras muchísimos meses de duro trabajo. Cada vez que miro este reloj lo recuerdo a él, con sus sabias palabras, dándome unos consejos que ahora que soy mayor, por fin puedo comprender. Este reloj me recuerda a la constancia, ya que debes estar atento de darle cuerda si no quieres llegar tarde a ningún lado; la pequeña rotura en el cristal de la esfera, hace que recuerde la celeridad del paso del tiempo y la importancia de valorar el momento, cuidando lo que tienes.