
OTITO
Mi patrimonio puede parecer un simple oso de peluche viejo, aunque para mí no lo es. Mi abuela me regaló ese oso cuando nací, el 27 de mayo de 2002. Pensó que me gustaría porque el peluche tenía el tamaño perfecto , al ser tan pequeño, para un recién nacido. Pero sobre todo lo que ella quería es que me acompañara siempre. Desde que me lo regaló, dormí con él todas las noches porque me sentía protegida y aunque ya hace varios años que no lo hago, todavía está en la mesilla de mi habitación. Cuando tengo exámenes y estoy estudiando a veces lo pongo encima de mi escritorio para poder verlo, porque siento que me está acompañando, incluso algunas veces le explico a él lo que he aprendido y me siento escuchada, aunque sé que es un peluche. Mis padres se referían a él llamándolo osito, hasta que yo aprendí a hablar y por primera vez le llamé Otito porque todavía no sabía pronunciar algunas letras, desde ese momento ese es su nombre. Pero lo más importante es que me recuerda a mi abuela, que es una de las personas más importantes de mi vida, y sé que aunque ella no va a estar siempre conmigo, Otito si lo hará y me acordaré de ella cada vez que lo mire, porque tiene un importante valor sentimental para mí.