Mi historia favorita

El vínculo que tengo con este libro es mucho más fuerte del que puedo llegar a tener con cualquiera. Lo encontré una tarde, paseando con mi madre por Valladolid en una de mis librerías favoritas de segunda mano, escondido entre unas estanterías. Siempre había querido leerlo, un gran clásico como lo llaman. Por aquel entonces recuerdo que acudía bastante al hospital acompañando a mi madre en sus sesiones de quimioterapia. Siempre nos proporcionaban revistas para pasar el tiempo, pero ella me dio la idea de llevarlo conmigo y leerlo mientras esperábamos juntas a que terminaran las sesiones. Recuerdo leerlo entre risas y también algún que otro llanto en esa sala tan amplia, esa sala que se había convertido en mi segundo hogar, mientras compartía las historias con mi madre, así de ese modo era como si lo estuviéramos leyendo juntas. Ese libro nos daba vida y como si lo supiera, aguantó hasta el final. La semana que terminamos la historia, terminó su vida con ella. De alguna manera creo que llegó a nuestras vidas para darnos algo más de tiempo juntas y mi madre pudo vivir una historia más antes de partir. Ella ya no está, pero como ella me lo pidió, sigo llevándolo conmigo, porque donde esté esa historia, sé que ella estará allí conmigo.