Estatuilla de yeso del Niño Jesús
En casa de la abuela, todos los años el 24 de diciembre en la noche, es costumbre tener a la familia unida, ya que es navidad. En este marco, de toda la decoración, ambientación y puesta en escena del nacimiento, existe un bien que sobresale, nos referimos al Niño Jesús, una estatuilla de yeso adquirida por mi abuela por obsequio de su madre (mi bisabuela a la cual no conocí). Como tradición familiar, en la medianoche siempre el más pequeño de la casa coloca el Niño Jesús en su pesebre simulando su nacimiento; por lo que en algún momento fui protagonista de ese acontecimiento, tal como lo fueron en su momento mis tíos, tías, madre, primos, primas y hermano. Actualmente, la más pequeña es mi hija, la engreída de la familia y encargada de esta gran hazaña. Esta estatuilla, si bien es cierto es un bien material, tiene intrínsecamente una connotación inmaterial por el sentir de la navidad (cohesión). No obstante, es de interés relievar los lazos construidos entre mi familia junto al Niño Jesús y es muy probable que cada uno de los integrantes de mi hogar tenga vínculos distintos en este acontecimiento (proyecciones). En mi caso, este bien expresa un nodo específicamente con mi abuela y madre, creado por medio de vivencias, emociones y recuerdos superpuestos sumado año tras año, donde el algún momento fui protagonista y en otros solo espectador. Asimismo, existe un continuum, dado que el hecho de que mi hija participe actualmente de este suceso, dinamiza y consolida estas emociones. Bonitos recuerdos traen consigo esta estatuilla y seguirán anexándose otros pasajes futuros, como eslabones en una gran cadena, con posibles nuevos integrantes.