El valor de las pequeñas cosas

Siempre he pensado que el valor de las cosas depende no de lo que cuesten, sino de lo que te hacen sentir y este cuaderno, a mi me hace millonaria. Mi abuela, como tantas otras, no tuvo la oportunidad de acudir a la escuela, por lo que creció sin aprender a leer y escribir. Sin embargo, eso nunca fue un impedimento para ella y media vida después, compró un cuaderno para acudir a clase por primera vez. Recuerdo que nos contaba que cada día hacían un dictado y lo mucho que le costaban las matemáticas, que había aprendido a escribir sus recetas y descubierto que le encantaba dibujar. El día que empecé el colegio me dio este cuaderno que 18 años después me sigue acompañando y me recuerda que nunca es tarde para hacer lo que realmente quieres.