Dos bolas de pelo.

Cuando me dijeron cuál podría ser mi patrimonio personal, no lo dude. Tenía claro que mis gatos serían estos. Hace 7 años llegaron a casa estos dos pequeñajos que son parte de nuestra familia. Muchas veces, parece que los animales pueden no tener influencia en nuestras vidas, ser un simple capricho o una casualidad que está ahí y que no tienen influencia sobre nosotros, pero no es así. Cuando vuelvo de Valladolid a León y veo a estas dos bolas de pelo correteando hacia mí porque me han visto, siento que he vuelto a casa, a mi zona de confort. Son muchos los momentos que hemos vivido con ellos, y aunque parezca insignificante, la presencia de los dos es algo esencial para mi. Cariñosos, tiernos, asustadizos pero también salvajes o agresivos, así los describiría a los dos, conviven con esa dualidad que les hace únicos. Con el tiempo, aprendes a respetar su espacio y convivir con ellos, por ello, son de las cosas que más quiero en este mundo.