Gorro de navidad

Mi objeto es un gorro de lana, de no posiblemente más de 5 euros de precio. Me lo regaló mi madre hace ya siete años en agosto, quizás no en la estación más adecuada pero si en el tiempo perfecto. Me lo entregó poco antes de que me fuese a Inglaterra, con 22 años y recién terminados los estudios en búsqueda de nuevas oportunidades laborales, bajo la frase de: para asegurarme de que no pasas frío. Durante esos cuatro largos inviernos en la que dejó de ser esa pérfida Albión para convertirse en casa, poca gente pudo ver mi cabeza sin mi accesorio marrón. Esto además me hizo comenzar una gran afición por los gorros con pompón, o como a mi me gusta decir, gorros de navidad, porque me recuerdan a mis dos casas.