Mi amigo fiel

Harry llegó a casa cuando yo apenas tenía 9 años, como un regalo al que recibí con los brazos abiertos. Me proporcionó amor, compañía y amistad, y yo prometí cuidarle y quererle. Así lo hice hasta que se marchó, 15 años después. cuando una parte de mí se marchó con él. Años después le sigo queriendo, y creo que lo haré siempre. Me lo tatué para recordarle eternamente, pero duele mucho saber que nuestros amigos más leales se van y son irremplazables.