Mis abuelos
Siempre he pensado que mis abuelos estarían conmigo toda la vida, que siempre podría ir después del colegio a su casa, con ese olor tan característico e inolvidable; siempre pensé que estarían a mi lado, y me acompañarían en todas las etapas de mi vida. Pero, un día te levantas, ves a tus padres con los ojos “tristes”, y te cuentan que tus abuelos ya no están contigo, no sabes que hacer, ni qué decir, así que solo puedes volver a la cama, llorar y recordar todo lo que fuisteis juntos. Te das cuenta de lo feliz que te hacían, de todos los buenos momentos que habéis vivido y de todo lo que te han enseñado a lo largo de su vida. De qué eran tu pilar más importante, y ahora que ya no están, sientes que te vas a hundir, que no puedes vivir sin ellos. Su falta nos deja un vacío en nuestro interior, que no se vuelve a llenar con nada. Sin embargo, tenemos que seguir viviendo, y aprender a vivir sin ellos, sabemos que no están físicamente, pero su presencia siempre alberga nuestros corazones. Sabemos que, aunque no podrán envolvernos en más abrazos, ni darnos un beso de buenas noches, su amor seguirá presente en cada latido de nuestro corazón. Tampoco podremos ir de acampada todos juntos, ni cenar en Nochebuena en su casa, con sus risas y chistes del sur de la península, que siempre nos hacían reír. Tampoco podrán venir a verme a los campeonatos, ni ver todos los logros que voy consiguiendo, pero saber que ellos siempre estarán orgullosos, hace que quiera seguir adelante en cada paso. Tampoco podremos pasar más veranos con ellos en el Puerto de Santa María, nuestro lugar de vacaciones favorito, no podrán comprarnos aquellas patatas fritas que siempre queríamos comer, ni llevarnos a ver las chirigotas; tampoco podremos ver aquellos atardeceres tan bonitos en la playa, ni dar largos paseos; pero siempre podremos recordar todos los buenos momentos que pasamos a su lado. Pero, lo que sí que podemos hacer, es acordarnos de ellos, volver a aquellos lugares en los que alguna vez fuimos felices juntos, y aprender, que, aunque la ausencia duela, su legado perdura en nosotros. No importa el tiempo que pase, porque, siempre serán nuestros abuelos, nuestros pilares, porque, aunque ya no estén, su amor, su influencia y sus consejos, estarán con nosotros para siempre. Todo el mundo dice que no hay nada para siempre, pero los recuerdos, las sonrisas y el amor de mis abuelos, si que es para siempre.