Mi primera alumna

Cuando tenía tan solo dos años, mis padres me regalaron una muñeca como regalo de cumpleaños. La muñeca es la que se muestra en la foto, a la cual llamé “Nena”, y desde el momento en que la tuve en mis manos no la aparté de mi lado. A parte de ser un simple juguete para divertirme, Nena fue mi primera alumna imaginaria. Me acuerdo perfectamente de la cantidad de horas que pasaba en mi habitación simulando un aula de un colegio en la que yo era la profesora y ella la alumna. Lo hice durante muchos años y la enseñaba las cosas que me enseñaban a mi, tanto en casa como en el colegio. Con el tiempo, y ya estando en primaria, mi amor por la enseñanza apareció. La conexión con Nena me inspiró a explorar mi pasión por la educación y, finalmente, me llevó a decidir estudiar esta carrera, Educación Primaria. En Bachillerato, cuando no tenía fuerzas de seguir estudiando y de seguir asistiendo a clase, por lo dura que me resultó esa etapa, encontraba esa ilusión de continuar con mis estudios y luchar por mis sueños en ella. Por eso, mi querida muñeca Nena siempre será más que un recuerdo de la infancia; es el símbolo de mi pasión convertida en vocación.