3º Generación.
Desde que era muy pequeña, siempre veía en cada mano de mi madre un anillo dorado y otro plateado. Yo siempre me interesaba por el segundo y cuando le preguntaba a mi madre por él, me contaba que era el anillo de mi abuela y que tenía un significado muy especial para ella. Cuando mi madre me hablaba sobre esto yo siempre me lo quería poner, pero mi madre solo me lo dejaba por un rato, porque le daba miedo que lo perdiera ya que me quedaba enorme. Aun así, yo siempre quería tenerlo y mi madre no me lo dio hasta que tenía 17/18 años, cuando ella dejó de llevarlo por su nuevo trabajo. Cuando me lo dio me hizo mucha ilusión, pero a la vez tenía mucho miedo por perderlo ya que es uno de los pocos recuerdos que tiene mi madre de la suya.