Mi ángel de la guarda desconocido

Este reloj, de valor incalculable, y portado por mi bisabuelo en todas sus duras y largas operaciones a animales, es el único objeto que tengo de él. Fallecido justo antes de mi nacimiento a causa de un cáncer – maldita enfermedad que acaba injustamente con la vida de tantas personas – nos dejó muchos recuerdos, historias que contar y fotos que mirar una y otra vez sin aburrirnos. El vacío que nos dejó fue muy grande, difícil que se llene en algún momento. Mientras tanto, mi abuela y yo a veces seguimos llorando, de felicidad, cuando le recordamos, pensando qué injusta es la vida que se lleva a las mejores personas. Aunque también estamos felices, porque consiguió que hoy en día no le olvidemos. Algo curioso que hizo antes de morir fue dejarnos a cada miembro de la familia un objeto que hemos ido recibiendo cuando él lo dijo. Yo lo heredé hace no mucho, solo unos meses. A mí me tocó este precioso reloj, con un diseño antiguo y un cristal que tienen marcas y arañazos de toda una vida de esfuerzo para que ahora la nuestra sea un poco mejor. Del reloj sale un sonido que hace tic-tac sin parar, una y otra vez. Así era su corazón, como un continuo reloj que hacía tic-tac. Latía de manera interrumpida porque era tan grande que necesitaba que estuviese constantemente bombeando sangre. Más que ser una máquina antigua, es un vínculo entre el pasado y presente con mi bisabuelo. Mientras siga haciendo tic-tac significará que él está aquí, acompañándonos en los momentos de la vida. Para mí es el objeto más preciado y el que quiero conservar durante toda mi vida, pase lo que pase. Tiene un valor incalculable, no solo porque lo dejó para su familia, sino porque lo eligió especialmente para mí.