Sara

Mi mayor patrimonio personal siempre será mi gata, Sara. La llamé así con siete años, sin importarme que fuera nombre de persona, ya que la canción que escuchaba siempre con mi padre se titulaba “Sara, dulce Sara”. Es un miembro más de la familia, y todos nos involucramos mucho en ella, incluso cuando maúlla a mi hermano para que le suba la persiana y así la de el sol. Ha vivido conmigo todas las etapas de mi vida, pasando desde el colegio hasta la universidad. No sé qué haría sin ella, y por ello, es mi mayor patrimonio personal.