Amor familiar

El amor, a veces me pregunto lo que es y las grandes formas que hay para expresarlo o incluso sentirlo. Este collar representa distintos amores, que recorren desde el amor de mi padre a mi madre regalándole este objeto tan preciado hasta el amor de madre a hija en el que mi madre me lo regala. Tiene una conexión emocional muy fuerte en el que se incluyen muchos sentimientos como cariño, ternura, felicidad. Por otro lado, el collar consta de dos partes, una cruz y un anillo, que para mí son mis dos pilares más fuertes, mi madre y mi padre. Finalmente quiero acabar con la frase que hay escrita en el anillo, la cual me hizo cambiar mi opinión y me hizo ver que el amor es muy fuerte y muy profundo, pero sobre todo que no se compra por nada. “Hoy te amo más que nunca”.

Foto/recuerdo de nuestro primer y último concurso de perros.

Esta foto para mí es muy especial, ya que mi prima y yo cuando éramos pequeños nos presentamos a un concurso de perros en Segovia con un perro bastante pequeño y miedoso. Al finalizar la competición, nos otorgaron una medalla de bronce y un diploma con la siguiente frase: “Pach, el superviviente”. Por un momento los dos pensamos que habíamos quedado 3º, pero resulta que esa misma medalla y el diploma se la daban a todos por participar. Sin duda, esta foto representa un recuerdo muy bonito e importante para mí en lo personal, ya que mi prima para mí ha sido un gran modelo como persona, y gracias a ella puedo decir que muchas de las facetas de como soy hoy en día son gracias a ella. Por otro lado, este recuerdo tiene gran valor sentimental, puesto que Pach ha sido mi primera mascota y fiel compañero de vida. Siempre le recordaré con mucho cariño debido a que los dos hemos crecido y compartido muchos momentos juntos.

Amistad

A simple vista parece una mera pulsera, que en cuanto a lo material, lo es; pero va más allá. Para mi tiene un valor sentimental y emocional relacionado con mis amistades. Hace unos años, mis amigos y yo decidimos comprar la misma pulsera (cada uno la suya), como símbolo de nuestra unión tras pasar juntos uno de nuestros mejores veranos. Al principio puede parecer absurdo, pero con el paso del tiempo me voy dando cuenta que cada día llevo conmigo estas amistades y me hace recordar todos los buenos momentos y lo que me han ayudado a lo largo de mi vida.

Siempre conmigo

Este anillo para mí es mucho más que eso, ya que simboliza el momento en el que cumplí 18 años y eso significaba nueva etapa, ya que me iba lejos de casa para empezar la universidad, por lo tanto, para mí este anillo es estar siempre cerca de mi familia aún estando lejos.

Admiración

Este collar tiene un valor sentimental muy especial para mí, aunque a simple vista pueda parecer un collar normal y corriente. Es importante porque me lo regaló mi madre en uno de mis cumpleaños y para mí ella es uno de los pilares más fundamentales de mi vida, siempre se esfuerza por darnos lo mejor a mis hermanos y a mí, cuando no sabe que el mejor regalo es tenerla a ella.

Siempre me da fuerzas para seguir luchando por todo lo que quiero y cree en mí como nadie más lo hace. Porque al final, la única persona que daría todo por ti incondicionalmente y de la manera más desinteresada y preciosa del mundo es una madre; espero que pueda seguir siendo así todo la vida que nos resta, aunque de eso estoy convencida.

Por eso, cada vez que me regala algo que pueda parecer insignificante, en realidad significa mucho ya que tengo la suerte de poder tenerla todos los días de mi vida y poder tenerla también cerca cuando entre semana no puedo verla, ya que estudio lejos de mi casa. Gracias a ella soy quien soy actualmente y tengo el orgullo de haber heredado su educación y valores porque es la satisfacción más grande que puede experimentar una hija sobre su madre.

La melodía de mi infancia

No sólo el movimiento nos transporta a diferentes lugares, no sólo caminar, correr o saltar, no sólo coger un tren o un avión. La música nos mueve y, sobre todo, atrae a nosotros recuerdos que muchas veces creíamos olvidados. La melodía que emite este antiguo tiovivo me transporta a mi infancia, a las tardes leyendo y hablando con mi madre en mi cuarto, a los abrazos y las caricias de mi padre, a la risa de mi hermana. En cada una de sus notas encuentro momentos felices, pero, sobre todo, me encuentro a mí siendo feliz en cada uno de ellos.

Mi amuleto

Aquí muestro, a simple vista un osito de peluche, pero tiene mucho más trasfondo del que parece. Osito fue mi primer amigo, al primero que le conté mis cosas, y mi salvavidas. Mi madre le ponía voz, cosa por la que le cogí más cariño. La historia de este peluche comenzó el día que yo nací, mi prima me lo llevo al hospital, y mis padres rápido lo colocaron a mi vera. Y así estuve muchos años de mi vida, durmiendo todas las noches a su lado. Va a todos los sitios en los cuales siento que necesito sentirme a salvo, como por ejemplo el año pasado, que fue mi primer año en salir de casa, y ahí estaba el, en mi maleta para arriba y para abajo. Nunca me plantearía en cambiarlo por nada en el mundo.

Lo que queda de ellos en mi

Estas son las correas de los perros que me acompañaron desde que nací. Las guardo desde que murieron los dos, primero Lucho y al año siguiente Leo. Para mi estas correas representan mis primeras manifestaciones de sentimientos y mi evolución como persona respecto a madurez. Toda mi vida giraba en torno a ellos y la mayoría de recuerdos que tengo de mi infancia (de alegría, tristeza, enfado, ilusión…) han sido alrededor de ellos. A través de cuidarlos y quererlos a lo largo de mi vida he aprendido a ser una persona que cuida de los demás. Por desgracia, no fui consciente de lo que tenía hasta que lo perdí. Pero el aprendizaje nunca se irá de mi ni su recuerdo tampoco, siempre han estado ahí para hacerme una mejor persona y siempre van a estar.

La foto de los recuerdos

Esta es una foto muy importante para mí. Se trata de una foto que me tomé con mi abuelo cuando era pequeño, antes de ir a trabajar con él en el huerto y en el cebadero que tenía. Por desgracia, mi abuelo se fue hace unos meses, y cada vez que veo esta foto, recuerdo infinitos momentos y experiencias a su lado. Además, mi abuelo siempre me dijo que esta foto me la quedara yo cuando él no estuviera, y así lo he hecho. La foto siempre estará conmigo, y con ella muchos recuerdos de mi abuelo. No es simplemente una foto; para mí, es un vínculo con mi abuelo.

El dibujo que me recuerda a ti

En la imagen podemos ver un dibujo realizado por mí cuando tenía 10 u 11 años. En el dibujé una muñeca que tenía cuando era pequeña y era mi favorita. Pero, este trozo de papel de tamaño más pequeño que una mano no lo he elegido para considerarlo como patrimonio personal por sí solo. Sino porque, cuando lo dibujé decidí regalárselo a mi abuelo. Posiblemente porque lo realicé alguna de las tardes que pasamos juntos en casa jugando mientras mis padres trabajaban y mis hermanos acudían a actividades extraescolares. Mi abuelo, era la persona con la que más jugaba y la que más consentía mis propuestas o mandatos. Aunque parezca que no, en mi caso, el ser la pequeña de tres hermanos conlleva buscarse entretenimientos sola y sin molestar porque todo el mundo está ocupado con sus “tarea de mayores”. Yo debí de dar este dibujo a mi abuelo, pero se me olvidó durante años de su existencia y no fue hasta hace dos años que mi abuelo enfermó y desgraciadamente se volvió totalmente dependiente. Entonces, mi abuela descubrió en su cartera alado de las fotos de sus nietos este dibujo perfectamente guardado y conservado. Cuando mi abuela lo sacó de la cartera y preguntó a mi abuelo por su procedencia, rápidamente lo identificó y mencionó la tarde que pasamos juntos mientras lo dibujaba y que cuando lo terminé rápidamente le regalé mi dibujo para que lo conservara. Hecho bastante reconfortante porque por ese momento y debido a su avanzada enfermedad, no era muy consciente ni de su propia persona ni de las que se encontraban a su alrededor. Ahora que mi abuelo ya no está conservo este trozo de papel como el mayor recuerdo y cariño hacia él y lo mucho que nos queríamos.

La cura del Alzheimer

Esto es un reproductor de música, pero no uno cualquiera, este es capaz de sanar la memoria. Me explico, este aparato era de mi abuela quien tenía Alzheimer, que básicamente es la enfermedad que te hace olvidarlo todo y no tiene cura. Pues bien, cuando mi abuela se fue haciendo mayor, había cosas que no era capaz de recordar por más que lo intentase, pero había una cosa que nunca olvidó, la música. Cuando ella era pequeña en su casa solían escucharse piezas de Zarzuela, porque a su madre la encantaban, tanto es así que mi abuela las convirtió en una tradición (que mi madre me enseñó a mí en su momento). Recuerdo un día que mi abuela aún no estaba tan mal, que queríamos hacer algo especial por ella, y mi madre nos llevó a ver una Zarzuela juntas al teatro Calderón. Mentiría si dijese que me acuerdo de como relacionó mi abuela o de la ilusión que le hizo; pero lo que no es mentira es que desde ese día, que ya hace, no he vuelto a olvidar aquella letra. La cuestión es que cuando mi abuela no recordaba apenas nada, la música estuvo ahí para ella con su conexión única, las canciones que antes escuchaba con su madre, ahora se las ponían sus hijos y nietos. Y aunque ella alguna vez dudó en nuestros nombres, nunca olvidó aquellos versos.

Lazos emocionales

Esta fina cadena que ocupa mi cuello todos los días desde hace ya varios años es algo más que un collar para mí. Es un accesorio que involuntariamente ha unido generaciones y que se ha convertido en mi amuleto de confianza y protección. Es un tesoro que mi abuela regaló a mi madre por su primera comunión con mucho cariño y con su nombre grabado, sin saber que, con el paso de los años, se grabarían en él recuerdos y transmitiría emociones familiares a su nieta. Dudo que cuando mi madre decidió entregarme este amuleto, fuera consciente del vinculo que crearía con él, así como yo no me imaginaba que una joya pasaría a formar parte de mí y me acompañaría todos los días de mi vida sin excluir ninguno, llevando a todas partes mis valores familiares incrustados en un trocito de oro. Es un hilo que une nuestras tres generaciones de mujeres, atravesando tiempos y experiencias y abandonando la estética de una simple cadena que porta fuerza, seguridad y cariño infinito.

Su último recuerdo.

Esta estatua va más allá que algo artístico. Desde edad muy temprana tuve una relación muy cercana con la hermana de mi abuela materna, a la cual le gustaba plasmar sus emociones y su arte a través de distintas formas, ella cosía, creaba esculturas, pintaba y disfrutaba mucho haciendo cada una de estas cosas, era su manera de evadirse del mundo. Yo siempre estaba a su lado, observando con entusiasmo y curiosidad todo lo que hacía. Este fue el último recuerdo que me dejó antes de morir, para mí es algo muy significativo.

MIS SALVAVIDAS

Llegasteis en plena pandemia y confinamiento a hacerme la vida más fácil y bonita, haciéndome sobrellevar esos días de no poder salir, fuisteis rescatados de la calle, y más que dos simples gatos, sois mi salvavidas y mis compañeros de vida

Mi primera alumna

Cuando tenía tan solo dos años, mis padres me regalaron una muñeca como regalo de cumpleaños. La muñeca es la que se muestra en la foto, a la cual llamé “Nena”, y desde el momento en que la tuve en mis manos no la aparté de mi lado. A parte de ser un simple juguete para divertirme, Nena fue mi primera alumna imaginaria. Me acuerdo perfectamente de la cantidad de horas que pasaba en mi habitación simulando un aula de un colegio en la que yo era la profesora y ella la alumna. Lo hice durante muchos años y la enseñaba las cosas que me enseñaban a mi, tanto en casa como en el colegio. Con el tiempo, y ya estando en primaria, mi amor por la enseñanza apareció. La conexión con Nena me inspiró a explorar mi pasión por la educación y, finalmente, me llevó a decidir estudiar esta carrera, Educación Primaria. En Bachillerato, cuando no tenía fuerzas de seguir estudiando y de seguir asistiendo a clase, por lo dura que me resultó esa etapa, encontraba esa ilusión de continuar con mis estudios y luchar por mis sueños en ella. Por eso, mi querida muñeca Nena siempre será más que un recuerdo de la infancia; es el símbolo de mi pasión convertida en vocación.

Cautivo del tiempo

El cautivo del tiempo no es un simple reloj, es recuerdos, historias, secretos, familia que me acompañan ahora y para toda la vida. Siendo una niña, mi abuelo me enseño el cautivo del tiempo, su historia, un hombre que vivía preocupado por el paso del tiempo sin apreciar realmente lo bonito del día a día, valorando las cosas más pequeñas. Cuando se quiso dar cuenta ya era demasiado tarde para hacer lo que realmente quería hacer, se preocupó tanto por el tiempo que se olvidó de vivir, paso el tiempo y su vida se había limitado a preocupaciones respecto al tiempo. Desde entonces, cuando me preocupaba algo iba a su lado, le daba la mano y se lo contaba de forma que las preocupaciones se esfumaban. A medida que iba creciendo seguía yendo a casa de mis abuelos para solucionar mis preocupaciones. Hace ya 7 años que una flor lo acompaña, esa flor se la dio mi abuelo a mi abuela días antes de que su tiempo se acabara.

Mi lugar seguro

Como podréis deducir de la imagen, este es mi peluche irremplazable de la infancia. No recuerdo desde cuando lo tengo, ni por qué pasó a ser mi favorito, pudo ser la textura, la sensación, el momento en el que me lo dieron… supongo que un conjunto de todas. De pequeña, mis padres trabajaban ciertos días de noche, por lo que pasaba muchas noches durmiendo con mi abuela. Este peluche me acompañaba en esos paseos andando a su casa, con la cabeza asomando por un lateral de mi mochila “para que pudiese respirar” y más tarde, pasaba a formar parte de la nueva cama. Era mi apoyo nocturno más grande, no solo mentalmente, sino también de manera literal, ya que era una extensión de mi almohada, estaba siembre debajo de mi barbilla, sujetándome parte de la cabeza. Esta vaca sin nombre fue determinante de muchas elecciones en mi infancia, ya que la sensación de seguridad que me transmitía desembocó en un especial gusto por todo lo relacionado con las vacas, obtuve souvenirs, un bolso, un cojín, una hucha, etc., todo ello con forma o estampado de vaca. Por un tiempo, el cojín pudo llegar a sustituir al peluche, supongo que por su semejante función durante las noches, pero a día de hoy puedo confirmar que nunca ningún objeto pudo remplazarla. Actualmente permanece guardada en una caja al fondo del armario, por miedo al deterioro, pero no descarto que algún día vuelva a estar sobre mi cama, ya que al sacarla para hacerle la foto lo primero que he hecho ha sido abrazarla y olerla, como en los viejos tiempos. Hasta hace pocos años, este peluche es lo que se me aparecía en la mente cada vez que pensaba, ¿qué cogería si se quemara mi casa? Y a día de hoy, es lo único que se me ha venido a la mente cuando he tenido que escribir sobre mi patrimonio personal.

San Valentín es un recuerdo para siempre

Aunque a primera vista lo que se puede observar es un peluche, para mi no es así, yo lo considero una persona. Yo tenía 5 años y había escuchado que faltaba poco para San Valentín, mi madre me explicó cual era el significado de ese día y mi respuesta fue “yo quiero mucho a la abuela ¿puedo regalarla algo?” Y esa misma tarde fui con mi madre a comprarla el peluche, desde aquel día mi abuela lo colocó en la mesilla de noche junto con una foto mía y todos los días antes de dormir le daba un beso. Tiempo después cuando mi abuela falleció decidí colocarlo encima de la cama ya que así podía verse mejor y podía hacer compañía a mi abuelo. A día de hoy cuando voy a casa de mis abuelos siempre voy a la habitación para comprobar que sigue allí.

CON ARTE LO SELLAMOS

Risas con churros, conversaciones a punto de salir el sol, picnic nocturno en la playa y un par de pinceles de por medio. Poco a poco comenzamos a tejer lo construido hasta hoy, un par de chicos que casualmente el destino decidió juntar. Fuerza cardiovascular para mover el mundo y caminos alrededor del campo, como Finn y Jake millones de aventuras nos esperan. Una canción repleta de pasado, futuro y presente nos tiñe el porvenir de rosa y amarillo. El día que cumpliste 21, con arte lo sellamos.

AMOR DE PADRES

A simple vista, este objeto parece una simple cadena de oro, pero dándole una visión más profunda da lugar a un regalo de amor entre mis padres, concretamente de mi padre para mi madre. Para mí, esta cadena tiene un gran valor sentimental debido a que uno de mis padres desgraciadamente ya no está a mi lado ya que falleció hace unos años y mi madre decidió regalármela a mí con el propósito de que vaya a donde vaya los dos estén a mi lado. Esta cadena engloba una historia de amor debido a que mi padre se la regaló a mi madre el día de su cumpleaños hace muchos años y aunque no se aprecie, hay un nombre grabado que hace referencia al nombre de mi madre y por detrás aparece el nombre de mi padre y la fecha de cumpleaños de mi madre del año que se la regaló.

Un Salto

La satisfacción de jugar al baloncesto me llegó por primera vez al jugar un partido en el que ni siquiera iba a estar convocado, al final, no sé si fue por el destino o la suerte, pero un compañero mío se lesionó y me tocó salir. Llevaba 8 años jugando y nunca lo había hecho con ganas, iba por costumbre, no me lo pasaba bien, ni mal, pero no era algo tan importante para mi. En ese partido sentía que no me cansaba, tiraba, defendía, cogía rebotes…. Nunca suelo achacar mis buenos momentos a objetos ni he sido una persona supersticiosa pero con estas zapatillas lo soy, no se si fue gracias a ellas, pero desde ese día me han acompañado y me metieron en el mundo de este deporte, disfrutando de cada partido jugado y visto, de cada balón tirado y de cada balón robado.

Para mi

Recuerdo en aquellos días haber ido a visitar a mi padre. Necesitaba salir de casa, sentía que aquellas paredes eran cada día más capaces de engullir y hacerme desaparecer para el resto del mundo. Mi padre vive en el campo, ama los espacios abiertos y los paisajes con el menor signo de civilización posible. Fui al encuentro de ese sosiego y del cariño que mi padre me demuestra, y ambas cosas estaban allí, pero mi interior seguía triste y agitado. A menudo siento que no hay un antídoto para mis miedos, mis dudas, mis inseguridades y entonces me siento frágil. Como otras veces empecé a sentir esa sensación de ahogo y abrí la ventana, pero esta vez no estampé mi mirada contra el muro de ventanas con cortinas y ladrillo rojo y sucio de hollín de la finca de enfrente. La noche era oscura, pero estaba plagada de estrellas, el aire de comienzos de verano traía el perfume de alguna flor que no conocía y entonces, por levante de detrás de las cumbres se asomó al valle una luna llena grandísima que derramó su luz sobre los tejados y más allá sobre el bosque y las cumbres rocosas que como pálidos titanes surgían aquí y allí del manto de árboles. Y en ese momento la vi. Desde la semitransparente irrealidad de mi reflejo en la ventana se comunicó conmigo. Mi adorada piedra de luna, siempre en el centro de mi pecho. Mi madre me regaló ese amuleto cuando yo era una niña y me dijo que me protegería de todo mal. Había olvidado que no había nada que temer y había tenido que alejarme mucho para ver algo que siempre había tenido cerca, muy cerca sobre mi piel. Desde aquel día comprendí el poder que puede llegar a tener un objeto, sin la piedra luna estaría desprotegida y sería vulnerable

Melodías del pasado

Llegar a casa y sumergirme en la colección de discos antiguos y vinilos de mi padre es uno de mis pasatiempos favoritos, cada vez que me adentro en la colección, me transporto a un mundo donde el tiempo vuelve hacia atrás, cada disco es una cápsula del tiempo que captura momentos, emociones y experiencias que han dado forma a nuestra relación padre e hija, ya que cuando era tan solo un bebé, todas esas melodías que ahora están bajo mi cuidado, resonaban por toda la casa mientras mi padre cantaba y disfrutaba haciéndome reír y animándome cuando más necesitaba de un cariño parental. Cuando eres un infante no te das cuenta de lo mucho que significan estos pequeños momentos, pero cuando creces, sabes que ha sido un buen padre cuando quieres proteger recuerdos de su propia adolescencia, porque son importante para él y tú misma has crecido con ellos, teniendo un cariño abismal por unos simples viejos vinilos que los demás catalogarían como algo cualquiera y sin valor.

Mi ángel

Mi primer tatuaje de la persona que más ha marcado mi vida y que siempre va a estar presente en ella. Desde el momento en que se fue pensé en este tatuaje y uno de los momentos más bonitos ha sido poder tenerlo y llevarla siempre conmigo. Significa mucho para mí y, al igual que me cuidaba cuando estaba presente, sé que lo seguirá haciendo. De ahí la referencia a un ángel como símbolo de protección.

Mis abuelos

Siempre he pensado que mis abuelos estarían conmigo toda la vida, que siempre podría ir después del colegio a su casa, con ese olor tan característico e inolvidable; siempre pensé que estarían a mi lado, y me acompañarían en todas las etapas de mi vida. Pero, un día te levantas, ves a tus padres con los ojos “tristes”, y te cuentan que tus abuelos ya no están contigo, no sabes que hacer, ni qué decir, así que solo puedes volver a la cama, llorar y recordar todo lo que fuisteis juntos. Te das cuenta de lo feliz que te hacían, de todos los buenos momentos que habéis vivido y de todo lo que te han enseñado a lo largo de su vida. De qué eran tu pilar más importante, y ahora que ya no están, sientes que te vas a hundir, que no puedes vivir sin ellos. Su falta nos deja un vacío en nuestro interior, que no se vuelve a llenar con nada. Sin embargo, tenemos que seguir viviendo, y aprender a vivir sin ellos, sabemos que no están físicamente, pero su presencia siempre alberga nuestros corazones. Sabemos que, aunque no podrán envolvernos en más abrazos, ni darnos un beso de buenas noches, su amor seguirá presente en cada latido de nuestro corazón. Tampoco podremos ir de acampada todos juntos, ni cenar en Nochebuena en su casa, con sus risas y chistes del sur de la península, que siempre nos hacían reír. Tampoco podrán venir a verme a los campeonatos, ni ver todos los logros que voy consiguiendo, pero saber que ellos siempre estarán orgullosos, hace que quiera seguir adelante en cada paso. Tampoco podremos pasar más veranos con ellos en el Puerto de Santa María, nuestro lugar de vacaciones favorito, no podrán comprarnos aquellas patatas fritas que siempre queríamos comer, ni llevarnos a ver las chirigotas; tampoco podremos ver aquellos atardeceres tan bonitos en la playa, ni dar largos paseos; pero siempre podremos recordar todos los buenos momentos que pasamos a su lado. Pero, lo que sí que podemos hacer, es acordarnos de ellos, volver a aquellos lugares en los que alguna vez fuimos felices juntos, y aprender, que, aunque la ausencia duela, su legado perdura en nosotros. No importa el tiempo que pase, porque, siempre serán nuestros abuelos, nuestros pilares, porque, aunque ya no estén, su amor, su influencia y sus consejos, estarán con nosotros para siempre. Todo el mundo dice que no hay nada para siempre, pero los recuerdos, las sonrisas y el amor de mis abuelos, si que es para siempre.

PENDIENTES DE MI ÁNGEL.

En esta fotografía observamos un par de pendientes dorados con forma de luna. Estos, no son unos pendientes cualquiera, sino que tienen un enorme significado e importancia para mi. Nos remontamos a cuando tenía 9 añitos, es decir, en el año 2013. Un domingo por la mañana me dirigía a casa de mis abuelos, como de costumbre. Mi abuelo era una persona muy importante para mi, era mi mejor amigo, mi abuelo, mi segundo padre. Me consolaba en mis peores momentos o etapas de la infancia, me hacía reír y desconectar de mis problemas e inquietudes. Él acababa de venir del hospital porque estaba malito, y fue una de las veces que estuvo ingresado. Cuando entré, me estaba esperando en su butaca de la sala de estar con una sorpresa. Tenía en su mano derecha una pequeña caja roja, me la entrega y veo unos hermosos pendientes. Me los quiso regalar porque mi nombre significa luna y de ahí la forma de dichos pendientes. Además, quería dármelos para que me acordara de él cuando ya no estuviese. Consiguió su objetivo, ahora le recuerdo mirando a estos pendientes, pero le iba a recordar con o sin ellos. Hoy en día, aunque no esté conmigo, sigue siendo la persona más importante para mi. Considero que deberíamos valorar y apreciar más a las personas que nos hacen ese regalo o sorpresa, y no nos tiene que importar más el regalo material. Te tienes que dar cuenta que tú también eres importante para él/ella porque se ha acordado de ti haciéndote esa sorpresa.

MI CAMINO

Todo lo que viví caminando rumbo a Santiago queda grabado en esta concha. Paso a paso, etapa tras etapa y cada una de las personas que me acompañaron hasta el final. La esencia del camino reside en los llantos, las risas, los abrazos, los consejos, las promesas, los sentimientos… pero especialmente en su magia. Dicen que lo más importante es llegar a la meta pero, para mí, fue el camino hasta ella.

La medalla de mis recuerdos

Esta medalla es lo más preciado que tengo y lo significa todo. Me la regalaron mis abuelos el día que nací ya que mi familia por parte de madre es muy católica y desde entonces la llevo siempre conmigo. Este colgante me ha acompañado en todos y cada uno los momentos de mi vida, y desde que ya no están aquí, no solo me hace sentirme más cerca de ellos, sino que también me siento protegida siempre.

Fiel Compañero

Eres el compañero más fiel que existe, siempre caminando a mi lado sin importar el destino o la aventura. Siempre estás ahí para saludarme cuando regreso después de un largo día, esperando con emoción, alegrando mis días tristes y compartiendo mis momentos felices.

Severo y Elisea

Esto para mí significa mucho, lo llevo siempre conmigo cuando práctico el deporte que más quiero, ya que cuando les perdí a ellos, mis bisabuelos, con los que mantenía mucha relación, solo se fue su presencia y les prometí que siempre les llevaría conmigo. Esto es algo inmaterial y es un logo que yo cree para llevarlo siempre conmigo allá donde voy. Ellos me acompañan en cada logro y me ayudan siempre a seguir adelante cuando hay alguna dificultad o problema.